Facebook Like

El momento equivocado

Recuerdo como la gente comenzaba a aglomerarse en la plaza, haciendo un enorme séquito alrededor del edificio principal. Era imposible imaginar que todo había comenzado desde algo pequeño, y poco a poco comenzó a engrandecer hasta ser lo que veo ahora. Recuerdo como todos nos reunimos antes para formar pequeños grupos que fueran a recolectar algo de dinero y así financiar nuestra causa; aún no tenemos una respuesta directa, pero creo que sí seguimos presionando así, pronto la tendremos.

Hey, Carlos!, ¿A qué hora planeas venir? ¡Ya va a comenzar el discurso!. Cabeza de Vaca estaba al frente de todos. Eran ya las 6 de la tarde; a una semana de la inauguración de los juegos olímpicos: era 2 de octubre. Habíamos planeado ir al casco de santo tomas, pero debido a la fuerte presencia militar, nuestro plan fue truncado, por lo que decidimos que, cuando acabara el discurso, nos marcharíamos todos a nuestras casas. Recuerdo algo con mucha precisión: lo brilloso que se veían aquellas bengalas que salieron del cielo para, acto seguido, comenzar una ráfaga de disparos sobre todos nosotros. Me refugié inmediatamente en una saliente que estaba próxima a mí, sin embargo, sabía que eso no sería suficiente refugio para la horda que salía de todos lados, por lo que trate de correr hacia el parque que estaba a unos metros de mí, pero me encontré con la sorpresa de que estaba bloqueado por soldados; Afortunadamente, éstos aún no me habían visto, por lo que regrese a mi refugio. Busqué más posibles rutas de escape, pero la mayoría estaban bloqueadas, excepto una: había un pequeño escondrijo detrás de una pared que se prolongaba hasta convertirse en un túnel que conectaba a la plaza con la avenida reforma, recuerdo que lo usaba para escabullirme por ahí cuando jugaba a las escondidillas con un amigo que en ese sitio vivía, era imposible que los soldados supieran de su existencia.

Me deslice y traté de llegar lo más rápido que pude, sin embargo, era casi imposible llegar, ya que había mucho fuego por parte de los soldados. ¡¿Cómo podía pasar esto?! Solo queríamos llegar a un acuerdo, era imposible imaginar como una marcha pacífica se había convertido en esto, esta opresión, esta tiranía. Cuando comenzamos, pensamos que acabaría rápido, sabíamos que íbamos a ser reprimidos, pero ¿esto? Aunque lo estuviera viendo, nunca aceptaría que esté pasando. Volví a la realidad cuando una bala pazo zumbando muy cerca de mí. El escondrijo estaba a tan solo unos metros, era imposible creer que me costara tanto llegar.

Finalmente, me arme de valor; esperé a que la mayoría de los soldados se concentraran más en el centro de la plaza que en la esquina donde se encontraba el escondrijo, y corrí lo más rápido que pude, trate de no mirar hacia abajo, ya que había mucha sangre dispersada, ni mirar hacia los lados, ya que había muchos compañeros e incluso amigos que estaban muertos y cuyos cuerpos lucían espantosamente mal.

Al llegar al otro lado del escondrijo, es decir, a reforma, me encontré con un auto lleno de compañeros, lo cual me alegro mucho. Me acerque a éste con el profundo miedo que aún prevalecía en mí, aunque trataba de ocultarlo. La conductora era una señora que, según me dijo, trabajaba de secretaria en el edificio de relaciones exteriores, pero que tenía un hijo de nuestra edad, por lo que trataba de ayudarnos lo más posible. En cuanto aborde el auto uno de los compañeros se percató de que un soldado nos había visto y se preparaba a disparar, por lo que a la brevedad la señora arrancó el auto. Afortunadamente solo había disparos en las ventanillas; La señora pregunto “¿Alguien está herido” a lo que la mayoría de los compañeros ( que eran alrededor de 10) contestaron que no, pero la señora se horrorizó al verme, y los demás compañeros también. Vi mi cuerpo, y una enorme mancha roja se estaba expandiendo en mi camisa, el soldado había logrado darme. “¿Ya ves?, ¡Para que te metes en estos asuntos!” me dijo la señora, a lo que le respondí: “En el mundo hay diferentes tipos de amores: amor por el prójimo, amor por la pareja, amor por el hijo. Yo amo a todos ellos, pero amo mas a mi patria, y no podía quedarme cruzado de brazos mientras la impunidad impera”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Saludos

Gracias por venir a este, mi pequeño blog. Aquí es donde aguardan mis escritos a ser leídos por ustedes. Espero que éstos sean de su máximo agrado. Si es así no olvides hacerte seguidor en la barra lateral derecha para que seas el primero en leer las historias que subo. a continuación se muestra una lista con todas las entradas que están registradas. Cada una fué escrita en momentos diferentes con sentimientos diferentes. Cada una tiene una escencia interesante, así que asegurate de leerlas todas.

Indice

Haz clic en alguna entrada que te interese.

Entradas de "Cuando el boli cobra vida"


Ver portada