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Muero de ti


Yo estoy muerto, no existo, muero por ti
Muero de tus labios, de tu pelo y de lo que me hacen sentir
Pero que más da si se nunca serán para mí
Sólo eres para él, y espero que él te haga feliz

Así que vete, no me hables que yo ya no existo
No me mires, no me veas, no me hagas más sufrir
No me hagas recordar sentimientos que no resisto
No lo hagas, por favor y apártate ya de mí

Ya estoy muerto, de ti, de ti voy muriendo lento
Estoy naufragando en el mar de la soledad
Por culpa de un roto sentimiento en este momento
Me encuentro perdido y ahora sin oportunidad

Muero de ti y de tu aroma tan embriagante
De tu suave dulzura y sutil delicadeza
Muero de aquellos días en que verte me pone alucinante
y aquellas tardes en que tú no sales de mi cabeza

Muero de tí, de tus sentimientos y tu dulce figura
Muero de aquellos labios que nunca podré sentir
Muero de los sentimientos rotos y tu suave ternura
Muero de ti, y del hecho de que un “tú y yo” no podrá existir.

Te he pedido que te alejes, pero en verdad no lo deseo
Esa decisión a mí me haría mucho sufrir
sólo quiero que continuemos, aunque en realidad siendo honesto
lo único que quisiera es poder estar junto a tí.

Pero no es posible, por más que me pese aceptarlo
en mí tú sólo ves a un muy buen amigo
y por más que quiera y me empeñe en desearlo
Hoy querer no es poder, y eso ya lo he vivido

Y por eso en esta prosa expreso que muero de tí
aunque también muero de lo que ya aquí he escrito
Muero del sufrimiento y de lo que me hace existir
Muero de tu persona y de lo que por tí he aprendido

Muero del sufrimiento, del dolor, de la agonía
Muero de la esperanza que aún habita en mí
Muero de tí, muero lento cada día
Muero de mí, y de que el dolor aún está ahí

Así que por mí no te preocupes, que yo ya he fallecido
Si sigo caminando, es solamente por costumbre
Sé que algún día reviviré, pero hoy no es el elegido
Y mientras tal día llegue, en la muerte seguiré

Nada por hacer...

Un rayo de sol se colaba por la ventana, mientras él se preparaba mentalmente para comenzar a escribir. Era verdad, no podía dejar de pensar en ella; por más que lo intentase, por más que quisiera, no podía. Ella estaba presente en todo momento, en todo instante, en todo pensamiento. Desde que la vio pasar aquél cálido jueves en su escuela, su imagen había quedado plasmada permanentemente en su cabeza. Ella aún no tenía nombre, y no es que el escritor (es decir, yo) no hubiese tenido la suficiente imaginación como para darle uno, lo que acontecía era que quería esperar a que nuestro personaje lo descubriera por sí mismo. Ya él se lo había imaginado varias veces: Esperanza, Luz, Lilia, Bella. Ninguno que pudiera englobar la belleza de su ser, y lo misterioso de su hermosura.

Ya también había intentado describirla, pero nunca había encontrado las palabras suficientes. Sin embargo, se podía decir que era una mujer alta y delgada, con el cabello largo y ondulado cayendo como largas cascadas bellas y hermosas en un gran y profundo bosque. Sus ojos eran penetrantes y hechizantes, sin embargo, lo que más le encantaba de ella era su sonrisa; Su rostro parecía más bello y más hermoso que de costumbre cuando sonreía o se reía. Él pasaba todas las tardes viendo desde lejos esperando a que algo la hiciera sonreír, y entonces, sentía volar.

El rayo de sol seguía colándose por la ventana, sólo que con una inclinación diferente, y él seguía pensando en ella. Quería preguntarle su nombre, acercarse e iniciar una conversación con ella; Quizá divagar un poco sobre el clima, o bromear de la escuela. ¡Cualquier cosa serviría! Sin embargo, su miedo o su pena no le dejaban avanzar. Con el simple hecho de verla, un mar de emociones se mesclaban en su estomago; las manos le temblaban y se ponía muy nervioso. La confusión le azotaba y causaba estragos en su mente.
El rayo de sol ya era casi invisible, era anaranjado, color del atardecer, y él seguía pensando en ella. En su mente se había imaginado ya varias veces cómo y cuando lo haría, sin embargo, siempre lo asediaban las dudas. Tenía miedo de distintas cosas: de que lo mirara de forma despectiva, de que todo saliera mal o que simplemente que lo ignorara. Sin embargo, ya la duda y la confusión eran más fuertes que nada. Sabía que era mejor acabar de una vez por todas para matar a la duda que en él habitaba, así que decidió que el día siguiente sería cuando actuaría. <> dijo para sí.

Ya era de noche y todo alrededor estaba obscuro. Lo único que se oía eran sirenas en la esquina vecina, pero a él no le importó; se mostraba pensativo, dubitativo, taciturno. Era obvio que seguía pensando en ella, pero esta vez no sólo “pensaba”, también reflexionaba. Llegó a la conclusión de que es extraño que todo le recordara a ella, y es más extraño hacerlo sin siquiera haberle hablado por vez primera.

Miró su cuaderno y no vio nada, estaba en blanco, vacío; había un lápiz a su lado que no se había movido ni un centímetro desde hacía horas. La inspiración estaba ahí, pero no la había aprovechado correctamente. Y entonces él volteó el rostro, y me miró fijamente; en su rostro se veía cansancio, miedo, y también ira consigo mismo por no tener el valor suficiente para acercarse a ella. Quizá me culpe un poco por no haberle dado tal cualidad pero, después de todo, quiero que esta historia sea un poco parecida a la mía. Quiero que sus sentimientos se parezcan un poco a los míos, quiero que su situación se parezca un poco a la mía, y para ello es necesario darle las cualidades que tiene. Debería sentirse afortunado porque, si bien es cierto que un escritor plasma un poco de sí en cada uno de sus escritos, yo estoy plasmando más aún en él; estoy plasmando mis pensamientos, mis emociones y mis dilemas en él.

Entonces, él vuelve a voltear la mirada, y de nuevo mira su cuaderno. Ahora el miedo se hace más fuerte, la imagina a ella, pero también imagina a los que la quieren igual que él y la pueden hacer feliz, entonces él se pregunta “¿Yo podría hacer lo mismo? ¿Podría hacerla feliz?”. Imagina todos los pretendientes que ella tiene, son guapos y apuestos, más que él. Y entonces un tornado de desesperanza lo ataca. Se siente triste y desanimado, aunque intenta ocultarlo detrás de una careta de ánimo y felicidad. El simple hecho de que quizá su destino no sea estar juntos lo destruye enormemente. Se dice así mismo que tal vez pudiera haber una oportunidad, que tal vez pudiera haber un escenario en el que ellos estuviesen juntos pero, en el fondo, sabe la verdad.

Comienza a escribir; primero una palabra, después una estrofa, después un verso. Cada una más triste que la anterior, porque a cada minuto se siente más triste que el minuto anterior; esos versos son el reflejo de los sentimientos que están pasando por él, es la viva imagen de él en un texto. Y así, entre rimas y rimas, cae en un profundo sueño.

Quererte sin tenerte

Quiero decirle al viento que no te quiero pero le mentiría
Estoy en la misma tumba que hace tiempo yo mimo herejía
Y es que quererte sin tenerte es lo que más me duele
A cada instante que me alejo de ti pasas por mi mente
Estoy inerte, tu belleza me dejo así de tan de repente
Me impacto mucho, pero lo haría cualquier tipo de gente

Quizá esto sean tan solo especulaciones mías
Pero siento que pasan lento las horas, minutos, segundos y también los días
Quisiera decirte todo lo que en mí dentro se encuentra
Esto es de todo eso tan solo una muestra.
Pero nunca de mi escucharas una sola palabra
Y nunca recibirás de mi pluma tan solo una carta
El miedo se apodera de mi desde muy adentro
Nubla mis horizontes en tan solo un momento
Se me nota contento, pero dentro estoy tan triste
Y no ha cambiado eso desde el día en que tú te fuiste
Siento que todo mi interior poco a poco se destruye
Y el único escape es cuando el texto fluye
Quisiera compartir más momentos junto a ti
Pero tal vez esa oportunidad ya la perdí
Tan solo soy uno más que por tu vida diario pasan
Mientras veo el horizonte y todos mis sueños se estampan.

Pasan los meses, días horas y también los minutos
Y sigo siendo el mismo en tu lista de gente invisible
Y como si fuera la primera vez, al verte me sorprendo de un modo abrupto
Y cada vez me siento conmigo mismo de forma más inservible

A veces creo que esto pronto pasara
Pero lo veo difícil y difícil se irá
Y más si con cada instante que te miro se me escapa un suspiro
Y miro y sigo ilusionándome contigo y conmigo tomados de la mano
Yendo a un solo destino y me despierto y me impacta este suelo tan mundano
A cada segundo, a cada instante,
Te miro y me pregunto si podrá ser como antes.
Antes que estos torpes sentimientos entre los dos se interpusieran
Y él solo hablarte frente a frente me produjera una gran pena
Pena que solo saben mi bolígrafo y el viento
Con el que converso siempre lo que pasa cuando yo te veo
Y veo en tu rostro reflejada una gran sonrisa
Que abarca desde adentro hasta el borde en tu mejilla
Eso siempre me mata, y me mantiene preso
De mi propia soledad y de mi inhumano sufrimiento
Siento que esto no lo podre aguantar
Si esto continua no se si lo podre soportar.
Verte sin tenerte es una gran tortura
A todos lados miro y veo como mis sueños se nublan
Y lo hacen mis ojos, se empapan de largas lagrimas desencadenadas
Por un sentimiento feo y un corazón destrozado
Creo que sufro más cada dia que no estas a mi lado

Pasan los meses, días horas y también los minutos
Y sigo siendo el mismo en tu lista de gente invisible
Y como si fuera la primera vez, al verte me sorprendo de un modo abrupto
Y cada vez me siento conmigo mismo de forma más inservible

Saludos

Gracias por venir a este, mi pequeño blog. Aquí es donde aguardan mis escritos a ser leídos por ustedes. Espero que éstos sean de su máximo agrado. Si es así no olvides hacerte seguidor en la barra lateral derecha para que seas el primero en leer las historias que subo. a continuación se muestra una lista con todas las entradas que están registradas. Cada una fué escrita en momentos diferentes con sentimientos diferentes. Cada una tiene una escencia interesante, así que asegurate de leerlas todas.

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